La tarta que os presentamos hoy requiere de cierta habilidad arquitectónica y una pizca de paciencia: Mini “Croque en Bouche”. Pero os aseguramos que vais a pasar un rato muy divertido en su construcción y el resultado es visualmente muy atractivo.
El Croque en Bouche suele tener un tamaño mayor, pero nosotros vamos a empezar por uno más pequeño. La versión más clásica está elaborada con profiteroles rellenos de crema pastelera y sujetos por caramelo, aunque hoy en día lo podéis encontrar también de macarons.

 

 
Tradicionalmente, es un postre que se ha venido preparando entre la nobleza francesa como pastel de celebración. Esta versión Mini es perfecta para fiestas de cumpleaños. En cuanto cojáis práctica podréis prepararla de mayor tamaño para bautizos, comuniones e incluso bodas.
El tiempo de preparación es de aproximadamente 1 hora y 20 minutos. Y para su elaboración (10-12 personas) necesitas:
 
Para la masa:

  • 250 ml de leche
  • 100 g de mantequilla
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 150 g de harina
  • 2 cucharadas de Azucarera Blanco
  • 4 huevos grandes

 
Para la crema pastelera:

  • 4 yemas
  • 400 ml de leche
  • 100 ml de nata
  • 110 g de Azucarera Blanco
  • 1/2 vaina de vainilla
  • 40 g de maicena

 
Para el caramelo:

  • 150 ml de agua
  • 450 g de Azucarera Blanco
  • 1 cucharada colmada de glucosa

 
Para decorar:

  • Azucarera Glace Seda
  • algunas frambuesas

 
Para preparar la masa, echamos la leche en un cazo junto con la mantequilla, el azúcar blanco y la sal y, cuando empiece a hervir, vertemos la harina de un golpe.
Removemos sobre el fuego suave hasta formar una bola que se pega sobre la cuchara. En ese momento retiramos del fuego y dejamos entibiar, removiendo de vez en cuando. Después, añadimos los huevos uno a uno sin parar de remover hasta que se incorporen por completo.
Precalentamos el horno a 180º.
Introducimos la masa que hemos preparado en una manga pastelera de boquilla lisa o rizada y formamos bolitas de masa, separadas entre sí, sobre una bandeja de horno forrada con papel de hornear.
Introducimos la bandeja y horneamos a 180ºC durante 20-25 minutos hasta que tengan un color ligeramente dorado. Después dejamos enfriar y repetimos la operación con el resto de la masa.
 
Para la crema pastelera, hervimos la leche y la nata junto con la vaina de vainilla abierta por la mitad.
Batimos las yemas con el azúcar y la maicena y añadimos la leche y la nata que acabamos de hervir, sin dejar de remover.
Lo vertemos de nuevo en el cazo y cocinamos a fuego suave sin dejar de remover hasta que espese. Retiramos, vertemos en un cuenco y removemos con frecuencia mientras se enfría.
A continuación introducimos la crema en una manga pastelera de boquilla redonda pequeña y rellenamos los profiteroles por debajo, uno a uno.
 
Ahora preparamos el caramelo. Para ello introducimos en una cazo el agua, el azúcar y la glucosa y cocinamos a fuego medio hasta obtener un caramelo de color rubio. Si no tenemos glucosa podemos hacer el caramelo sólo con agua y azúcar.
 
Ha llegado el momento de edificar nuestra tarta: Formamos un cono de unos 15 cm de alto con papel de horno y lo colocamos sobre un soporte individual de metal. Montamos la pirámide desde la base, mojando los profiteroles en el caramelo, uno a uno, y pegándolos entre ellos ¡Con cuidado de no quemarnos!
Si el caramelo del cazo se vuelve a poner duro, lo calentamos un poco más. Terminamos decorando con hilos de azúcar hechos con ayuda de un tenedor y espolvoreando un poco de azúcar Glace Seda.
Podemos utilizar cualquier fruto rojo para acompañar este plato, será más elegante y el ácido de la fruta contrastará muy bien con el postre.
 
 

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